martes, 16 de septiembre de 2014

Las Ciudades de Dios

Hans Memling - El Juicio Final (Detalle) 1466-1473
El estilo gótico, para muchos, fiel reflejo del terror, de lo siniestro, de la oscuridad. Para otros, perfección, divinidad y sobre todo, Luz.
Y nada más lejos de la realidad, las catedrales góticas se construyeron con ese fin, traer a la tierra la casa de Dios, el cielo propiamente dicho. La función de dichas catedrales se centraba en que, al entrar en ellas, se tuviera una "Muerte" simbólica para ascender a los cielos en una especie de trance místico natural y mundano para acercarse a Dios y después resucitar con un nueva alma, con la certeza de haber hablado con el todopoderoso mientras se rogaba por un algún deseo en particular o en general, la salvación de las almas.
Los maestros canteros elevaron millones de kilos de piedra hacia el cielo buscando sorprender al visitante construyendo estas magníficas moles de piedra, decorándolas con estructuras y ornamentos de algún versículo de la biblia o la vida del santo patrón de la ciudad.
Pero como "Ciudades de Dios" que eran, no se podían construir o decorar de cualquier manera, iban a ser un lugar sagrado, la casa de dios en la tierra, por ello, toda ornamentación, estructura o incluso la planta de la catedral tenía un significado, pudiendo ser estructural o místico.
Con el nacimiento de este estilo allá por el siglo XII y más específicamente en la abadía de Saint-Denís en París y gracias al Abad Suger, se quiso construir un estilo totalmente nuevo y revolucionario, un estilo en contraposición al oscuro y sobrio románico existente en esa época, queriendo construir, como ya he nombrado anteriormente, una "Ciudad de Dios", el reflejo del cielo aquí en la tierra. Para ello, los constructores revolucionaron la arquitectura, y en realidad, todo el arte en general, con un nuevo estilo de apariencia frágil y liviana con mucha más altura que en el estilo precedente. 
Mediante arbotantes, arcos ojivales y bóvedas de crucería, levantaron estas imponentes estructuras pudiendo abrir grandes huecos en las paredes, colocando grandes ventanas y rosetones con sus respectivas vidrieras que daban al interior un añadido místico materializando la cosa más inmaterial del mundo, la Luz.
"La luz como material de construcción" Así se podría definir éste estilo. En contraposición a la arquitectura románica, se despejaron paredes, abriendo en ellas esos inmensos ventanales que dejaban entrar la luz al interior, luz celestial, sujetando la estructura mediante los nuevos métodos revolucionarios que guiaban mejor las fuerzas de empuje del propio peso de la estructura hacia el suelo, pudiendo con esto elevar la altura del edificio. 
Pero como pasa la mayoría de las veces con los nuevos estilos emergentes, a los habitantes de la edad media no les gustó este nuevo estilo tan alargado y puntiagudo, poniendo como símil a los "Bárbaros" existentes de aquel momento: "Los godos", de ahí el origen del término "Gótico".
Respecto a la simbología de estas construcciones, los constructores no perdieron detalle a la hora de crear estas "Ciudades de Dios". La función mística de estas catedrales fue lo que condicionó la creación de las mismas, no al contrario. Aunque en el estilo románico poseía suma simbología en toda su construcción, ya puede ser en la planta, un capitel o incluso en la orientación del lugar, los maestros canteros del estilo gótico quisieron dar un paso más allá, y nunca mejor dicho.
Como prueba más evidente de todo ésto tenemos, entre otras construcciones, las catedrales de Amiens y de Notre Dame en París. éstas dos son la sublime evidencia de lo nombrado en una algo realmente particular y sorprendente: 
Según el Libro de las revelaciones de San Juan, la "Ciudad de dios" (La verdadera, situada en el cielo) tiene una medida en particular, 144 codos de alto. Por otro lado, también tendríamos la medida exacta del mítico arca de Noé, la cual sería 50 codos de largo. Y por último, la biblia también da las medida exacta de al altura del templo de Salomón, 60 codos.
Pues bien, si cogemos todas estas cifras y las transformamos en medidas actuales, nos damos cuenta de algo realmente curioso: Si medidos la altura de la catedral de Amiens, tenemos una medida de 42.5 metros. Transformándola en medidas bíblicas, obtenemos una altura exacta de 144 codos de alto. Y si medidos el cuadrado que forma el centro del crucero, sorprendentemente, obtenemos 50 codos de lado, misma longitud del arca de Noé según la biblia. Y lógicamente, la catedral de Notre Dame, una de las joyas más perfectas del gótico, no iba a ser menos, si separamos en dos la altura de las naves de dicha catedral, obtenemos en la parte inferior, una medida de 30 codos. Si repetimos la acción con la superior volvemos a obener otros 30 codos, si lo sumamos obtendremos una medida de 60 codos, la medida del templo de Salomón que la biblia describe también en dos partes, cada una de 30 Codos de Alto.
Como se podrá deducir con todo esto, dichas catedrales no son solo sitios específicos para orar, son mucho más que eso, son lugares, por decirlo así, extremadamente sagrados con proporciones también sagradas. Una especie de vehículo místico conseguido mediante matemáticas y geometría divina, todo ellos para crear verdaderas "Ciudades de Dios". 
En cambio, hoy en día nos dedicamos a viajar por el mundo visitando miles de ciudades. Con un horario siempre reducido. Pretendemos visitar miles de años de historia en un tiempo límite. Y debo decir que esto, lógicamente, es totalmente imposible.
Los monumentos en general pasan por delante de nuestros ojos a la velocidad de la Luz, fijándonos simplemente en la estética de dichos monumentos, soltando de vez en cuando un "!Que bonito!" pero en realidad, estaríamos apreciando lo antagónico de todo ésto, es decir, simplemente la capa superficial de todos estos lugares "sagrados".
Durante toda esta etapa de la historia del Arte, no existió la estética por la estética. En la mayoría de estas construcciones, toda ornamentación o forma tenía pleno significado religioso/místico sumamente trascendental para su función, conseguir la proximidad con Dios. Actualmente, en cambio, estamos acostumbrados justamente a lo contrario, el mundo a lo largo de la historia, se ha tornado hacia lo material, hacia  lo mundano, fijándonos, como ya he dicho, solamente en la estética, a lo a que agrada la vista, quedando su función original, lo místico y lo inmaterial, casi olvidado y desconocido para la mayoría de las personas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario