jueves, 21 de agosto de 2014

Comentando "El pintor de Flandes" de Rosa Ribas


La historia con la que nos ilustra Rosa Ribas en "El pintor de Flandes" gira en torno a un cuadro: "La degollación de San Juan Bautista y banquete de Herodes" (Hoy en el museo del Prado) y más concretamente en torno al ambicioso Conde de Villamediana y su afán insaciable de poder.La trama sucede en el Madrid de los Austrias, más específicamente en el de Felipe IV y su corte.
Paul Van Dyck, un joven de Amberes, entra como aprendiz al taller del gran Peter Paul Rubens a muy temprana edad, años después de su hermano Antón Van Dyck, célebre pintor y favorito de su maestro. Como nos cuenta Rosa Ribas, Paul, se dedica a hacer un trabajo de aprendices, es decir, prepara los fondos para las vestimentas de los personajes, los fondos del paisaje etc... Cosas que, para un pintor con grandes ambiciones como él, lo frustra y no lo deja avanzar como él quisiera. Su hermano, en cambio, es uno de los "Aprendices" más queridos del maestro Rubens, llegando incluso a ser invitado por el maestro a acceder al taller por la puerta de "Amigos", es decir, la de su propia casa.
Un día en el que Paul trabajaba en uno de esos trabajos de "aprendices", aparece un señor acompañado por Rubens y su hermano Antón, lo observan y hablan de un encargo, un encargo en España para un tal Juan de Tassis, correo mayor de Felipe IV más conocido como el Conde de Villamediana.
Tras una cierta inseguridad y el apoyo de su hermano y de su maestro, accede a viajar a España para realizar ese encargo tan especial y misterioso a la vez, del que el Maestro Rubens ya ha hecho los bocetos para situar los personajes en la composición.
La verdadera aventura comienza cuando Paul Van Dyck llega a Madrid, más especificamente a casa de Juan de Tassis, el Conde de Villamediana y a partir de ahí irán sucediendo una serie de desdichas envueltas con un halo de misterio ambientadas, a parte de en el palacio de Villamediana, por las austeras calles del Madrid de los Austrias y hasta incluso, en el antiguo Alcázar, girando todo en torno a la corte del "Rey planeta" Felipe IV.
Pero ésto que he contado no es el principio del libro, el libro comienza en una isla, no en Amberes o Madrid ¿y porque? Para desgracia de los intrigados, no lo debo desvelar, sería contar demasiado, pero lo que si diré, es que los apuntadores de la obra serán el Conde de Villamediana y nuestro protagonista, Paul Van Dyck, desde esa misteriosa isla. Ésto es algo que caracteriza a ésta obra ya que Rosa Ribas jugará con grandes saltos temporales a lo largo del libro haciendo de esta obra, una gran novela negra de temática histórica.
Conforme avanza la obra, el lector se irá adentrando cada vez más en esa época y en los misterios que plantea la escritora, haciendo que el individuo se sumerja por completo en esos misterios y en ese característico Madrid lleno de mentideros dónde se despotrica a cualquiera que se preste, elegantes carruajes de duques y condes paseando en dirección al alcázar o a su lujoso palacio, y lógicamente, los propios habitantes de Madrid ajenos (y no tan ajenos) a los líos de la corte.
En un principio y tras leer el reverso del libro, lo primero que hice fue buscar a ese extraño Paul Van Dyck pero desgraciadamente no encontré la existencia de dicho sujeto, es decir, lógicamente sería un personaje inventado por la escritora, lo que hizo que comenzara el libro con cierto recelo, pero he de decir que todos los sucesos en los que se basa Rosa Ribas para escribir la obra, sucedieron de realmente, lo único inventado visto así bruscamente, sería el personaje principal al que el lector cogerá especial cariño a lo largo de la obra.
Lo más interesante y característico de esta obra, y siempre a mi parecer, es la relación del Conde de Villamediana con la corte Madrileña de esa época: Entrando en el alcázar como a él le place, cortejando a las cortesanas y lo más importante, Su especial adulación al Rey y a la Reina con el fin de conseguir su más preciado afán, que no es otra cosa que "el poder". La autora ha sabido plasmar muy bien la vida cortesana de la época, esa vida hipócrita en la que la imagen es lo más importante, aún siendo sabido por todos los problemas "Privados" de todos los cortesanos.
Y si nos fijamos en el presente, eso no ha cambiado mucho. Me explico: Aún hoy en día seguimos viviendo de la imagen, es decir, vivimos aún en un mundo de apariencias, donde los secretos vuelan de oído a oído y todos sabemos (Como en la vida cortesana del XVII) los problemas que sufren las gentes de nuestro entorno, aún así, hacemos como si no pasara nada, comentándolo entre nuestro más allegados y después, la famosa frase de "Pero por favor, no digas nada" y poniendo buena cara al susodicho. Es cierto que en aquella época y, bueno, la verdad es que en todas, esa faceta social era más exagerada, criticando al mismísimo Rey entre ellos, aún viviendo o paseando libremente en la propia casa del Rey, el Alcázar.
Todo ésto llega a ser una evidencia más de la naturaleza cíclica de la historia que, como he dicho en otras ocasiones creemos que hemos avanzado sobre algunos cánones sociales a lo largo de varios siglos, y a la vista está que, evidentemente, no es así.
A mi parecer, es una gran obra, en la que el lector disfrutará como nunca de la historia. No da tiempo al aburrimiento como suele pasar en algunas novelas. La intriga y la curiosidad serán las dos armas principales con las que el lector avanzará por la obra haciendo cábalas y descubriendo por el mismo los misterios en los que se sumergen los personajes.
Sin lugar a dudas, una obra realmente recomendable para quien quiera viajar en el tiempo a ese Madrid de los Austrias en el siglo de oro y aprender más sobre la corte de Felipe IV "El rey planeta", las cortes Europeas de aquel momento y el misterioso Conde de Villamediana. Y todo esto mediante un solo cuadro "La degollación de San Juan Bautista y banquete de Herodes" .
Para concluir, diré (Y ésto va dirigido a quien tenga el afán de leerlo) que el final es realmente sorprendente, puede que a lo largo de la obra, el lector, se haga una idea del final y aunque coincida más o menos con sus cábalas, seguirá siendo totalmente emocionante, dejando al lector realmente impresionado y con cierta pena de haber terminado esta gran novela.

Página Web de Rosa Ribashttp://www.rosa-ribas.com/es/

miércoles, 6 de agosto de 2014

Pre-comentando "El maestro del Prado y las pinturas proféticas" de Javier Sierra


Antes de nada, he de decir que estoy escribiendo este artículo antes de comenzar el libro y tengo un porqué, bueno, más bien dos: lo primero, porque me declaro fan incondicional de Javier Sierra, que como ya he comentado en un artículo anterior, me devolvió la "Fe" o las ganas de ser ese Indiana Jones que quería ser de pequeño. Y lo segundo es que, después de "La ruta prohibida y otros enigmas de las historia" comencé a investigar más sobre este autor y di con varias entrevistas sobre su nuevo libro "El maestro del Prado y las pinturas proféticas" y casualmente me pasó lo mismo que con la ruta prohibida, pero esta vez respecto al arte.
Este autor comenta que en el tiempo en el que vivimos actualmente nos estamos centrando solamente en lo mundano, en lo superficial, y es cierto, yo mismo, un total admirador y aficionado al arte, no sabía porqué veía "Algo" en obras pictóricas, arquitectónicas o escultóricas de siglos anteriores al arte moderno que en el propio arte moderno no veía. 
Sierra comenta que, prácticamente, todo lo que viene después del "Modernismo" tiene una función simplemente estética y, es cierto, puede parecer muy bonito pero no tiene "Alma". Me explico: En una escultura o pintura moderna actual, el autor te va a decir que significa lo que el quiera que signifique, pero lo mismo que yo mismo puedo realizar un lienzo con un punto en el centro y decir que significa "El ocaso del mundo", "Sombra" o "Soledad". Vale, la composición puede estar muy cuidada, con unos materiales seleccionados y no dejaría de ser arte. Pero lo curioso es que ese cuadro no tendría ese trasfondo especial, ese sentimiento original, sería como crear por crear, algo simplemente estético a lo que yo le pongo un significado.
(Y con esto no quiero decir, ni muchísimo menos, que lo moderno no es arte ni nada por el estilo)
Los ejemplos más evidentes de lo que estoy hablando serían las vanguardias del siglo XX, pero me concentraré principalmente en cuatro: "Neoplasticismo", "Suprematismo", "Expresionismo Abstracto" y como no, el "Pop-Art".
En estas cuatro vanguardias, los autores se concentrarán, en el caso de Piet Mondrian o Theo Van Doesburg , ambos artistas neoplasticistas, en el ritmo para hacer sus composiciones cada vez menos figurativas.
En el caso del Suprematismo, tenemos una obra archiconocida que resume muy bien el concepto de esta vanguardia: "Blanco sobre Blanco" de Kazimir Malévich. Compuesta por una cuadrado blanco inclinado sobre un fondo blanco. ¿Que podríamos decir sobre eso?.
Otra vanguardia sería el expresionismo abstracto, representado principalmente por Jackson Pollock. Su obra se podría resumir muy bruscamente así como en pinceladas de color, o no, sobre lienzos de tamaños colosales sin ninguna organización aparente.
Y nos queda el arte superficial por excelencia, el pop-art. Basado, también muy bruscamente, en la utilización de fotos de celebrities, mucho color y objetos que marcaron una época en el arte, como la famosa lata de sopa "Campbell´s" utilizada en un serie de cuadros por el insigne Andy Warhol
Pero queda una vanguardia más, una de la que muchos ya habrán extrañado su ausencia entre las nombradas, de la que, en mi opinión, bebe mucho ésta última nombrada. No podría ser otra que el moviento "Dada", el nihilista "Dadaismo"
¿Y porqué no la he nombrado junto a las otras vanguardias? Esta pregunta es bastante obvia, ya que para los dadaistas, el arte es solo una mentira, no existe el arte, el arte no es nada. Quizás, ellos se referían precisamente a lo que estoy hablando, la falta de "Alma" en el arte de aquel momento. Por supuesto, no hay obra que represente mejor estos ideales que "La Fuente" de Marcel Duchamp. Que, básicamente, consiste en un urinario común presentado en horizontal.
Para concluir, he de decir que esto no es una crítica, ni mucho menos, es más, soy también fan incondicional, por no decir fanático, de todos estos artistas nombrados. 
Ahora bien, visto este extraño fenómeno ocurrido desde principios del siglo XX hasta nuestros días, me pregunto: ¿Que será lo próximo que nos deparará el arte en un futuro próximo?.